La desalación de aguas en la Macaronesia es una solución parcial a la demanda de agua. Contar con el recurso del agua desalada es un privilegio que no está al alcance de todas las regiones del planeta, bien por el coste de la inversión o por la falta de disponibilidad de materia prima.
Cada 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua. Este año la temática elegida por Naciones Unidas es “Valora tu agua” (con la etiqueta #Water2me), poniendo el acento en que cada habitante del planeta conozca el significado y la importancia de la gestión del agua con el objetivo de encontrar las mejores soluciones para asegurar el abastecimiento y la calidad del agua potable para el conjunto de la población mundial.
La aportación que queremos hacer desde el ITC y la plataforma DESAL+ LIVING LAB para esta efeméride es extender el valor del agua desalada y destacar la relevancia actual de este recurso que obtenemos del mar para cubrir la demanda diaria de agua en nuestras casas, hoteles, residencias, industria, agricultura y tantos otros ámbitos de nuestra sociedad.
Hoy en día el agua de consumo se encuentra sometida a importantes presiones motivadas por el aumento de la población mundial, la creciente demanda de la agricultura y la industria, las deficiencias en las redes hidráulicas de distribución y transporte y, por último, y no menos importante, por los efectos del cambio climático en la disponibilidad de los recursos hídricos.
La desalación de aguas para consumo es la respuesta a la creciente demanda. Tras más de 80 años de explotación industrial de esta tecnología para abastecernos de agua y con una incesante evolución tecnológica en búsqueda de la máxima eficiencia, es posible contar hoy en día con agua desalada en muchos países, un privilegio que ha pasado a ser algo cotidiano y que merece recordar su relevancia.
La forma en la que usamos y, por tanto, valoramos el agua desalada, condiciona su gestión, su coste y su disponibilidad, hoy y en el futuro. De hecho, la falta de conciencia colectiva sobre su papel esencial en nuestro día a día, está condicionando la idea de que pueda asentarse como un recurso sostenible y así seguir apostando por este líquido esencial a largo plazo.
Para entender mejor el enorme “valor” del agua desalada, debemos hacer mención a tres variables que componen la fórmula para generar agua desalada: componente ambiental, componente económica y la componente investigación y desarrollo.
- La variable ambiental conlleva considerar todos los posibles impactos ocasionados en el proceso de la desalación. El mar y las aguas subterráneas salobres son la materia prima principal. El consumo de energía (huella de carbono) y el vertido de salmuera son los principales impactos medioambientales de esta actividad que requieren especial atención. Como dato de referencia, la desalación mundial tiene capacidad para verter al mar más de 140 millones de metros cúbicos diarios de salmuera, un excedente que lleva una concentración de sales que duplica la del agua de mar, además de una mayor densidad y presencia de compuestos químicos. En el ámbito del hogar, una familia de cuatro personas de cualquier entorno industrializado, consume al día del orden de 500 a 800 litros de agua desalada, lo que supone sumar a su huella de carbono doméstica el equivalente a 2-3 kWh de energía sobre los 10-14 kWh de media en su consumo diario. Esto significa que abrir el grifo en nuestras viviendas equivale al 20-25% de nuestro consumo de energía diario.
- La componente económica es fundamental. Apostar por la desalación requiere una alta inversión en infraestructuras, redes de transporte y bombeo, etc. Gran parte de esta inversión parte de los servicios públicos y sale de nuestros impuestos. Otra proviene de inversiones privadas que buscan una rentabilidad. Como añadido, esa infraestructura tiene costes de explotación fijos (personal, amortización, mantenimiento, etc.) y variables (energía, fungibles, etc.). Si no ponemos un límite a nuestra demanda de agua, los requerimientos monetarios irán en aumento y, por ende, los sistemas tarifarios repercutirán el coste real del proceso en el precio del agua. Basta con conocer algunas cifras para darnos cuenta de la magnitud de la situación. Volviendo a la familia de cuatro miembros, generar el agua consumida en un día (500-800 litros) tiene un coste de explotación a pie de planta desaladora que ronda los 0,5 euros. El post-tratamiento del agua desalada para convertirla en apta para consumo humano, transportarla, almacenarla, aplicarle los controles analíticos, así como la repercusión de las pérdidas en las redes y los costes de gestión, hacen que ese volumen de agua pueda tener un coste final cercano al euro. Este coste de explotación es muy próximo al precio que los sistemas tarifarios municipales tienen para pequeños consumidores. Si inclinamos la balanza hacia el derroche, los costes de inversión aumentarán, y no es previsible que disminuyan los costes de explotación como consecuencia de las economías de escala, aún menos en un proceso ya estandarizado y eficiente.
- Por último, la componente de investigación y desarrollo es un valor a tener muy en cuenta. La innovación en la desalación ha sido incesante en las últimas cuatro décadas. Se ha conseguido alcanzar un proceso industrial altamente eficiente y con mínimo impacto, cumpliendo con los requerimientos de calidad y potabilidad. Si a finales del siglo XX la desalación por ósmosis inversa, la tecnología más usada hasta hoy, contaba con unos costes energéticos que rondaban los 5 kWh/m3, en la actualidad se encuentra por debajo de los 3 kWh/m3 a escala industrial. El reto está en conseguir que el uso masivo de energías renovables permita reducir aún más la huella de carbono del proceso. La tecnología de difusores de salmuera ha permitido minimizar el impacto que ésta produce en el medio marino, y en el futuro cercano, se espera que las innovaciones en valorización de salmuera permitan obtener compuestos reutilizables para la industria, al tiempo que se reducen los volúmenes vertidos al mar de este producto de rechazo de la desalación.
Los avances tecnológicos están dando sus frutos y se está consiguiendo que este proceso sea cada vez más sostenible. Desde la plataforma DESAL+ LIVING LAB, trabajamos para incrementar el conocimiento y la innovación en desalación para superar los retos aún pendientes de la desalación, principalmente en Canarias. Gota a gota, sumamos para mejorar esta fuente de agua limpia de la que cada vez somos más dependientes.
La desalación de aguas en la Macaronesia es una solución parcial a la demanda de agua. Contar con el recurso del agua desalada es un privilegio que no está al alcance de todas las regiones del planeta, bien por el coste de la inversión o por la falta de disponibilidad de materia prima.
Por todo lo anterior, el Día Mundial del Agua nos hace reflexionar sobre la crisis mundial del agua y la necesidad de atender este problema con medidas de adaptación. Cada una de las personas que obtenemos a diario agua del grifo gracias a plantas de desalación, debemos ser conscientes de hacer un buen uso y proteger este recurso indispensable para la vida. Y la mejor manera de contribuir a su sostenibilidad a largo plazo es reduciendo su consumo. De no hacerlo, habrá mayores consecuencias ambientales, económicas, y por consiguiente, sociales.