Noemi Melián Martel es Doctora por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Profesora Titular de Universidad del Departamento de Ingeniería de Procesos de la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles de la ULPGC. Miembro del Grupo de Investigación “Group for the Research on Renewable Energy Systems” (GRRES) de la ULPGC. Responsable de la línea de investigación: Desalación y energías renovables.
Esta entrevista se encuentra dentro del marco del proyecto IDIWATER, aprobado en la última convocatoria de Interreg MAC para 2021-2027 y que tiene como objetivo reunir a centros públicos y universidades de Canarias y África, empresas destacadas en la gestión del ciclo integral del agua y organismos públicos con políticas de I+D+i y fomento del desarrollo económico en la industria agua, con el objetivo de incrementar la cooperación público-privada y resolver problemas comunes del ciclo industrial del agua mediante investigación aplicada.
¿Puedes contarnos un poco de tu trayectoria profesional?
Mi trayectoria profesional ha estado siempre ligada a la ingeniería y la investigación en desalación de aguas. Soy ingeniera química y, antes incluso de finalizar mis estudios, comencé con el Programa de Doctorado en Ingeniería Ambiental y Desalación, mientras realizaba mi proyecto final de carrera que ya abordaba la reutilización de los residuos salinos procedentes de una desaladora en la industria cloro-álcali, lo que marcó el inicio de mi enfoque en la sostenibilidad de los procesos de desalación. Mientras continuaba mis estudios de doctorado comencé a trabajar simultáneamente en la empresa privada y como profesora asociada en el Departamento de Ingeniería de Procesos. Fueron años de mucho esfuerzo, compaginando dos trabajos y dedicando los fines de semana a los ensayos de mi tesis. Sin embargo, tenía claro que mi objetivo era desarrollar mi carrera en la universidad, por lo que, al finalizar la tesis, decidí centrarme en la investigación.
Desde entonces, he participado como investigadora en diversos proyectos, tanto nacionales como internacionales. Actualmente, además de mi labor docente e investigadora, formo parte del equipo directivo de la Escuela de Ingeniería Industriales y Civiles, desempeñando el cargo de Subdirectora de Movilidad y Relaciones Internacionales. Este puesto me permite contribuir al crecimiento y proyección internacional de la escuela, promoviendo la colaboración con otras instituciones y ofreciendo a los estudiantes oportunidades de formación en un contexto global.
En la actualidad, y dado que están muy relacionadas con el proyecto IDIWATER ¿En qué se basan tus líneas de investigación?
Actualmente, soy responsable de la línea de investigación “Desalación y Energías Renovables” dentro del Grupo de Investigación en Sistemas de Energías Renovables (siglas en inglés, GRRES) de la ULPGC. Mi trabajo se centra en la integración de energías renovables en los procesos de desalación. Además, investigo tecnologías emergentes para el tratamiento de aguas, buscando tecnologías alternativas o sistemas híbridos que mejoren la eficiencia y reduzcan el impacto ambiental de la desalación. Otro aspecto clave de mi investigación es la economía circular en la desalación de aguas. Esto incluye el desarrollo de estrategias para la recuperación de minerales y otros compuestos valiosos presentes en las salmueras, contribuyendo a la sostenibilidad del sector. Asimismo, analizo la eficiencia de los procesos de membrana, buscando optimizar su rendimiento y reducir su consumo energético. Todo ello enmarcado en proyectos como IDIWATER.
¿Cuáles crees que son los retos futuros de la desalación? ¿Cómo crees que puede evolucionar en los próximos años, sobre todo relacionado con la irrupción de las nuevas tecnologías y la problemática de la escasez de agua?
Uno de los principales retos sigue siendo el alto consumo energético. Aunque la eficiencia energética de la ósmosis inversa ha mejorado, sigue siendo un proceso intensivo en energía. La integración con fuentes de energías renovables, será clave para reducir costos y hacer de la desalación un proceso más sostenible. Otro desafío es la gestión de la salmuera, cuyo impacto ambiental debe minimizarse. Se están explorando soluciones como la extracción de minerales valiosos o su reutilización en procesos industriales.
En los próximos años, veremos avances en nuevas tecnologías, sistemas híbridos, membranas basadas en la nanotecnología y el grafeno, que prometen mejorar la eficiencia y reducir el consumo energético. También habrá un crecimiento en sistemas descentralizados y modulares, facilitando el acceso a la desalación en comunidades más pequeñas y regiones con menos infraestructura.
¿Cómo crees que puede evolucionar en los próximos años, sobre todo relacionado con la irrupción de las nuevas tecnologías y la problemática de la escasez de agua?
La desalación evolucionará hacia un modelo más sostenible, eficiente y accesible, convirtiéndose en una herramienta clave para enfrentar la crisis hídrica global.
¿De qué manera crees que se puede incrementar la cooperación público-privada en el sector industrial del agua? ¿Qué crees que hace falta?
La cooperación público-privada es clave para acelerar la innovación y garantizar la seguridad hídrica. Para fortalecerla, es fundamental establecer marcos regulatorios más flexibles que faciliten la inversión privada en proyectos de desalación y reutilización de aguas. También es necesario fomentar incentivos fiscales y financieros para empresas que desarrollen tecnologías más eficientes y sostenibles. Por otro lado, la digitalización y el uso de big data en la gestión del agua pueden mejorar la eficiencia operativa y facilitar la toma de decisiones conjuntas.
¿Qué crees que hace falta?
Un marco normativo más dinámico, incentivos adecuados y una mayor inversión en innovación son claves para fortalecer la cooperación y garantizar un uso más sostenible del agua en la industria.
Aprovechando el mes de la mujer, ¿cómo ha sido tu percepción o experiencia como mujer en un campo tradicionalmente masculino como la ingeniería? ¿Has sentido algún tipo de barreras o brechas a las que has tenido que hacer frente? ¿Qué te llevó a dedicarte profesionalmente a la ingeniería?
Desde que decidí estudiar ingeniería, sabía que entraba en un mundo donde no había tantas mujeres, pero nunca me planteé que eso fuera un obstáculo. Me gustaban los retos, me apasionaba la ingeniería química y lo tenías clarísimo. A lo largo de mi carrera, sí he sentido que, en algunos momentos, he tenido que demostrar mi valía en más de una ocasión y más de una anécdota tengo para contar. No ha sido siempre fácil, pero he aprendido que la mejor respuesta es el trabajo bien hecho. Con el tiempo, la constancia y la pasión por lo que hago han hablado por mí.
Lo que me llevó a dedicarme a la ingeniería fue la curiosidad y las ganas de resolver problemas reales. Me fascinaba la idea de aplicar la ciencia para mejorar la vida de las personas, y la desalación me atrapó porque el agua es un recurso esencial. Saber que mi trabajo puede contribuir a garantizar el acceso al agua en distintas partes del mundo me motiva cada día. De hecho en los últimos años participo en proyectos de cooperación como ELIMU, un proyecto de cooperación entre la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles (EIIC) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y la Universidad de Nairobi (Kenia). En la primeras 2 ediciones hemos conseguido el autoabastecimiento de agua y energía en la Escuela Primaria (Timboni) en el distrito de Kilifi, en Kenia. La instalación de estas placas fotovoltaicas ha permitido mejorar las condiciones de aprendizaje de la escuela a 850 estudiantes y 16 profesores y profesoras de la escuela primaria, llevando agua y electricidad a la misma. Este año continuamos con el proyecto en nuestra tercera edición.