Ángela Hernández es profesora del área de Ingeniaría de los Procesos de Fabricación en la Universidad de La Laguna. Además es coordinadora de la Unidad de Ingeniería de Procesos de Fabricación y Comunicaciónes en la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología. Licenciada en física y cuya línea principal de investigación ha ido de la mano de numerosos proyectos relacionados con la IA, incluyendo en la actualidad campos relacionados con el ciclo industrial del agua.
Esta entrevista surge dentro del proyecto Interreg MAC IDIWATER, coordinado por el ITC, que reúne a centros públicos y universidades de Canarias y África, empresas destacadas en la gestión del ciclo integral del agua y organismos públicos con políticas de I+D+i y fomento del desarrollo económico en la industria agua, con el objetivo de incrementar la cooperación público-privada y resolver problemas comunes del ciclo industrial del agua mediante investigación aplicada.
En primer lugar, ¿cuéntanos un poco de ti, de tu trayectoria profesional?
Buenos días. En cuanto a mi trayectoria profesional, me licencié en física en la ULL y cuando terminé pude empezar la trayectoria universitaria con un contrato a cargo de un proyecto ya relacionado con la IA, empezando ahí entonces mi línea principal de investigación. Posteriormente he ido ampliando mis campos de actuación a través de la participación en diferentes proyectos y publicaciones pero siempre relacionados con la IA: desde la mejora de navegación marítima y terrestre hasta, en la actualidad, campos más relacionados con la depuración de aguas y el mantenimiento predictivo.
¿Y qué te llevó a dedicarte a un campo en el que la presencia femenina es minoritaria?
Desde pequeña me ha gustado la ciencia, sobre todo la física y las matemáticas, y tenía claro que quería dedicarme a algo de ese campo. El mundo de la ingeniería me era totalmente desconocido puesto que en el instituto no recibí mucha orientación sobre esas posibilidades y entré en física. Puede decirse que todo surgió de manera bastante orgánica y que realmente no fui consciente de esta poca presencia de mujeres hasta que empiezas a analizar los números. De hecho, una vez tutoricé a una alumna de náutica que estudió este tipo de datos, obteniendo datos realmente sorprendentes como que la presencia de mujeres en carreras de ciencias siempre se encuentra por debajo del 30%, un porcentaje que aún se acusa más en las ingeniería industriales y en ingeniería informática.
Todo esto debe tener un origen cultural, social.. no sabría decirte, pero desde luego hay todavía mucho margen de mejora. En mi área de conocimiento, ingeniería de procesos, soy la única mujer y en la anterior área en la que estaba también lo era. Lo vas naturalizando pero, aún así, todavía me sorprende cuando veo las orlas de las carreras donde imparto o he impartido docencia, la escasa presencia también de profesoras.
Hablabas de que la Inteligencia Artificial siempre ha estado en el centro de tus líneas de investigación, incluso cuando no estaba tan a la orden del día ¿Cómo ves esa relación entre la IA y el sector del agua?
La Inteligencia Artificial está para quedarse. Ya no digo “ha venido”, sino que ya está. Estuvo durante muchos años oculta para la sociedad, porque en la investigación siempre ha sido una herramienta muy utilizada pero que quizá no se había democratizado tanto. Desde que llegaron las IAs generativas se ha producido esta expectación en la sociedad de ver qué aplicaciones pueden tener y el sector del agua evidentemente no se queda al margen.
Cuando algún familiar o amigo que no conoce el funcionamiento de las IAs, lo primero que les digo siempre es que aprenden de lo que tú le enseñas, por lo que si queremos utilizarla como una herramienta en el sector del agua “simplemente” tenemos que enseñarle lo que queremos que aprenda y conseguir que nos resuelva los problemas. Dentro del sector tiene múltiples posibilidades como, por ejemplo, en la predicción de recursos hídricos. Le podemos mostrar datos de niveles en embalses, caudales, volúmenes de precipitación para predecir si va a ocurrir una futura sequía teniendo en cuenta los niveles de consumo o si hay que anticipar unas restricciones de agua para evitar una sequía o gestionar la generación de agua. Otra de las múltiples funcionalidades es su aplicación al mantenimiento predictivo, a través de sensores con el objetivo de evitar fugas y pérdidas de agua, detectarlas y anticiparse a la rotura antes de que ocurra. Con esto podríamos extender la vida útil de muchos materiales o máquinas, previniendo cortes, paradas de producción o suministros.
En cuanto al tratamiento de agua se está utilizando para el control de la calidad de agua y la gestión energética, optimizando el uso de la energía a través de la gestión del funcionamiento de la bomba de presión o el flujo de agua para conseguir que se reduzca el consumo energético, pero manteniendo la calidad del agua.
Las aplicaciones de la IA son tan grandes que abarcan todo lo que se nos pueda ocurrir. Cuando hay un problema difícil de solucionar podemos ver de qué manera nos puede ayudar la IA.
Creo que uno de los principales cambios de la IA en los últimos años es que, como bien dices, se ha democratizado y es importante que algo tan cotidiano para la ciencia se haga de dominio público porque permite que toda la sociedad entienda qué se está haciendo. Hay muchísima investigación muy útil, pero que se queda oculta en el ámbito académico y científico. Sin embargo, la sociedad necesitar tener conocimiento de estos avances porque hay mucho trabajo científico que tiene un gran impacto positivo en la sociedad.
¿Cuáles crees que van a ser los retos del futuro y los próximos pasos a seguir en el sector del agua?
Pues creo que el futuro del sector del agua pasa por su automatización y el uso de la IA, dado que es una herramienta que puede dar solución a muchos problemas, aportando recursos y herramientas muy válidas. Con la integración de la IA en el sector del agua se puede dar respuesta a uno de los grandes retos de la actualidad: la reducción en el consumo de recursos energéticos, pero siempre proporcionando agua buena calidad.
Precisamente relacionado con esto, quizá uno de los grandes dilemas es el gran consumo energético de la IA, ¿no?
Efectivamente, uno de los grandes problemas es su consumo energético, necesita acceso a grandes bases de datos y una gran potencia computacional. Sin embargo, no me resultaría extraño que en unos años se generase una IA estándar que no fuese tan inmensa, sino que se encuentre unificada y sirva para múltiples aplicaciones, reduciendo el volumen de datos necesarios y los recursos energéticos. A medida que se vaya desarrollando la IA y vayan surgiendo los problemas también irán surgiendo las soluciones.
Incluso la IA puede ayudar a favorecer el acceso al agua en los países africanos…
Totalmente cierto, la IA puede ser muy democrática y libre. Ahora mismo el acceso a este tipo de herramientas es bastante sencillo y un organismo que tenga la posibilidad de conectarse y utilizarla puede acceder a información que en otros casos no sería posible. Utilizando la herramienta de la forma adecuada se puede avanzar mucho y, por ejemplo, buscando dónde instalar una desaladora, y ofreciéndole a la IA una serie de datos, puede permitir que un organismo que no tiene la posibilidad de contratar una empresa especializada pueda acceder al mercado.
¿Te gustaría añadir algo más para finalizar la entrevista?
Pues me gustaría hacer un llamamiento final a desdemonizar la Inteligencia Artificial. Su democratización también ha generado un temor. Está bien ser cauto puesto que hay mucho camino que recorrer, especialmente con la legislación, pero no podemos dejar de lado que puede ser una herramienta muy útil y que puede generar grandes avances para la sociedad.
Cuando algo nuevo llega y rompe con todo lo establecido siempre surge este escándalo inicial: ya sucedió con los ordenadores, que las personas pensaban que los ordenadores les iban a quitar el trabajo y simplemente eliminó tareas mecánicas y mejoró la eficiencia. Ahora mismo es impensable pensar en trabajar sin un ordenador. De hecho, un capitán de la marina el otro día recordaba que cuando se introdujeron las grúas en los muelles para descargar los buques supuso huelgas y rebelión y ahora mismo es impensable pensar en descargar un buque a mano. Cuando algo nuevo llega, molesta, pero la sociedad se adapta y se reconstruye.
Hace poco leí un caso en el que una IA detectó un cáncer de pulmón a un paciente que ningún médico había detectado. Está claro que no podemos prescindir de una herramienta que puede hacer algo tan bueno para la sociedad como esto.